Ante todo, mi más sentido pésame a los familiares, amigos y compañeros de los guardias civiles Carlos Enrique Saenz de Tejada y Diego Silva injustamente asesinados por la banda terrorista ETA. Así como, mi más rotundo desprecio a todos aquellos que, en un estado democrático y de derecho, hacen «política» -también contra la tibieza- utilizando el método del terror, la bomba y, por supuesto, el asesinato.
Me pregunto el por qué Antich no ha convocado, alentado y promovido una gran manifestación en Palma contra ETA y el favor de la convivencia pacífica entre todos los españoles. Actitud que le hubiera honrado y con la que la ciudadanía balear podría haber manifestado públicamente su malestar por este brutal atentado. Para intentar contestar a este interrogante se me han ocurrido los siguientes escenarios:
1º Que Antich hubiera recibido instrucciones precisas desde el Gobierno Central o la calle Ferraz para obrar como ha hecho, cosa improbable y poco creíble al observar la frialdad y casi nula conexión entre el Ministro del Interior Rubalcaba o la Secretaria de Organización Leire Pajín con Antich, como bien se ha podido observar en las muchas imágenes televisivas de los eventos oficiales tras el atentado. Conducta que me lleva a pensar que si de haber existido tales instrucciones éstas serían contrarias a la actitud adoptada finalmente por Antich.
2º La inoperancia de Antich y sus asesores. (*)
3º La tibieza y la poca voluntad, para tal evento, demostrada por la todopoderosa ala nacionalista del PSIB.
4º El nulo interés de los partidos nacionalistas que conforman el Pacte, en particular: UM, PSM y ERC.
(*) EL «LORO» DE ANTICH DESAFINA
Antich se va al Caribe a sermonear al sector turístico de allí y, de paso, como el que no quiere la cosa, se da un garbeo por la Casa Balear de Puerto Rico -la legislatura ha superado el ecuador y hay que empezar a pensar en las próximas elecciones-. Antich sabe dar forma al sueño más deseado de cualquier español de a pie: veranear trabajando. Esta conducta de nuestro President deja al descubierto su poca o nula preocupación hacia la generación "ni-ni": ni estudia ni trabaja, con fuerte implantación en nuestra sociedad isleña, y por supuesto, la afonía crónica del «Loro» -metafóricamente hablando- que la lucidez de Mario Onaindia creó en su día: "De poco vale cambiar de capitán (del barco pirata) si no se cambia de loro: el que lleva colgado del hombro y le va susurrando lo que tiene que hacer y decir". Visto desde el otro lado significa que para que el cambio de capitán, se note, lo primero es cambiar el loro, guionista, asesor. Ante tal espectáculo no es nada de extrañar que la palabra que se oye repetir más por las calles palmesanas sea «mediocridad». Sa Ràpita (Mallorca), 3 de agosto de 2009
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