VOTAR EN BLANCO

     Cuando la clase política rivaliza con aquellos que siempre intentan poner puertas al campo a los principios democráticos, malamente vamos. Cuando los políticos sólo se entretienen en engrasar la maquinaria de las correas transmisoras del amiguismo, es que estamos fatal. Cuando la política tiene un ojo puesto en su bolsillo y el otro en interesados beneficios de cara al día de mañana, la situación es intolerable. Y hoy, aquí en Mallorca, concurren todas estas anomalías: Sabemos que el hospital se construirá allí, aunque ahora nos interese negarlo. ¿Carreteras y viviendas? por supuesto, aunque sea sobre las mismísimas copas de los almendros. ¿Información pública? faltaría más, pero beneficiando a los de siempre. Y así suma y sigue. Ante tanto despropósito, el Nobel de Literatura José Saramago, en su espléndida obra Ensayo sobre la lucidez analiza y nos aconseja una singular forma de conducta: Votar en blanco. No nos dice no votar, sino que plasmemos ante las urnas un contundente y eficaz voto en blanco. Una suma tan abundante de votos en blanco que sirva de alarma y serio aviso a toda esta clase política que, por desgracia, siempre confunde lo público con lo privado. El servicio a la ciudadanía con la ostentación del poder. El trabajo con la pereza.

     Hace algún tiempo escribí: "no votaré" y ahora públicamente me desdigo: sí votaré pero, indudablemente, en blanco.

Madrid, 9 de enero de 2008

http://perso.wanadoo.es/venytorres/index.htm