EL ESTUDIANTE

     La prensa local nos recuerda que un estudiante de la “cosa” económica ha sido nombrado a dedo por unos 8 millones de las antiguas pesetas al año. ¡Dios!, cómo está el patio. Se ve que ahora a la Universidad hay que ir a congeniar, a codearse con los unos y con los otros en los pocos disfrutes de la cafetería. Es más importante, conseguir como más papeletas de voto mejor, que finalizar el curso. Y sobre todo, planificarse las clases, con algún que otro hueco para el disfrute de unas cortas o largas vacaciones en la FAES, el ojito derecho de José María Aznar. Los estudiantes, que siempre han presumido de progresistas y transgresores, qué cantidad de bellas imágenes parió aquel Mayo del 68, aquí, en estas islas, se han convertido en unos trasvestidos de Urdazi. Son estudiantes que presumen más del estatus regalado que de su inacabada carrera. Son estudiantes viejos, 27 años, con alguna que otra asignatura pendiente y astutos, al presumir ya de un brillante expediente académico.

     De siempre, las mejores fuerzas de la izquierda han surgido de la clase obrera, intelectual y de los estudiantes. Aquí, en estas islas, los obreros se han convertido en autónomos. Los intelectuales emigran y los pocos que deciden quedarse no se prodigan. Y los estudiantes se han transformado en dóciles marionetas buscadoras de prebendas. Pero lo más curioso es que todavía haya, por estos lares, gente que dude de que la sociedad mallorquina es esencialmente de derechas, aburrida y sin interés alguno para todo aquello que no signifique dinero y prestigio social.

Palma de Mallorca, 27 de octubre de 2006

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