A día de hoy, los componentes de la dádiva y el clientelismo, están y son el meollo medular de UM. La nueva cúpula dirigente de UM habla de regeneración del partido sin especificar lo que va a hacer con todos aquellos militantes -casi todos - que conscientemente admitieron participar en el corrupto juego que siempre se desprende de la dádiva clientelar. Un partido político, que sus bases sólo se interesan en estas prácticas, es un partido que está en las antípodas de la definición clásica que se hace de un partido político en un sistema democrático. UM sólo se regenerará si expulsa de sus filas a toda esta militancia. Y el PSIB o el PP harán mal en propiciar acuerdos con una UM que, a día de hoy, no está, ni mucho menos, regenerada. Y si lo hacen, que lo harán, serán -el tiempo lo dirá- severamente castigados por la sabiduría popular, en la savia de la democracia: Las urnas.
Madrid, 8 de marzo de 2010
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