LA TRAGEDIA Y EL PSIB
Matías Vallès en su impagable sección el «boulevard» escribía este domingo: “un hotelero me comenta ‘Antich come en nuestra mano, nos da todo lo que pedimos’. Lejanos quedan los días en que Gabriel Escarrer abandonaba el Consolat a mitad de la reunión a manteles, con cajas destempladas y al grito de ‘eres peor que Franco’, destinado al president socialista. Le acompañaba en el desplante Gabriel Barceló, sus colegas Miguel Fluxà y un avergonzado Luis Riu se quedaban en el comedor con Sant Francesc d’Antich y Celestià Alomar”. Cuarenta y ocho horas después de su publicación se derrumbaba en Capdepera un hotel, que se reformaba sin licencia de obras, con el resultado de cuatro muertos. Según declaraciones de su alcalde, el socialista Bartolomeu Alzina, estas obras se realizaban sin su correspondiente permiso de obras por deficiencias en el proyecto, y ya se habían abierto y comunicado a sus responsables tres boletines de paralización de las mismas.
Para seguir sustentando el poder jamás se debe, ni se puede, practicar el nefasto deporte de «mirar hacia otro lado». Precisamente las fuerzas del orden público están para impedir conductas como esta, con tan nefastos resultados. Y no para espiar, con fines inconfesables, conductas consagradas en la Constitución como son la libertad de expresión y manifestación de cualquier colectivo.
Madrid, 17 de diciembre de 2008
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