IB3 Y SUS DIRECTORES

     A. Martorell, D. G. y M. Umbert, ex D. G. de IB3, son dos personajes que están cortados por el mismo patrón: Al que denuncie que IB3 es una televisión pública altamente politizada. Al que afirme que en IB3 se nombran altos cargos de responsabilidad atendiendo más a vínculos partidistas que al currículo. Al que avise que IB3 lleva camino de convertirse en el Baluard II. Al que entienda y explique las diferencias ejecutivas entre un Director de Cadena y un Director de Operaciones. Al que clasifique de fracaso la pérdida de más del 50% de audiencia. Al que reclame transparencia, como saber la cantidad de dinero que se ha evaporado en material audiovisual ya adquirido pero no emitido por su tufo castellanizante. Al que señale graves contradicciones empresariales al apostar por políticas de «tirar la piedra y esconder la mano» con relación a los empleados indirectos de IB3. Al que, en definitiva, aspire a que IB3 sea un referente en el panorama audiovisual autonómico español. A este osado, tanto Martorell como Umbert no dudan en clasificarlo de «loco». Y quizás lleven razón, porque en esta ex-maravillosa isla, tan solo un «loco» habla de forma directa y mirando al frente, sabe decir no cuando se debe decir no, y no mira a otro lado cuando a este otro lado están robando dignidad y algún que otro principio más. Sí, estoy convencido que llevan toda la razón al acusarlo, aquí, de «loco«. Pero como ya dijo alguien: Dadme siempre un mundo poblado por la lucidez de la locura.

Palma de Mallorca, 8 de febrero de 2008

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