ORGULLO Y NECESIDAD
Por mis compromisos profesionales he tenido el privilegio de pertenecer o colaborar con diferentes empresas de la imagen y la comunicación, tanto en España como en el extranjero. Como les decía, he tenido la oportunidad de conocer, de primera mano, diferentes modelos de gestión en esta difícil actividad empresarial: “Los medios de comunicación”, ya sean éstos de titularidad pública, privada o mixta. Y les aseguro que he podido constatar que las empresas que desarrollan políticas poco participativas entre sus empleados; en las que prevalece el mandato jerárquico en decrimento de la labor en equipo; las que establecen como objetivo prioritario el extirpar la lucidez y el criterio de su componente humano; y en las que se ve, con muy buenos ojos, la precariedad laboral y las necesidades económicas de su personal, pues son actuaciones que siempre han ayudado a erradicar toda reacción unipersonal o sindical; siempre son las que reflejan los peores resultados en lo referente a la productividad y, por lo tanto, a su cuenta final de resultados.
Sin embargo aquellas otras empresas que estimulan la labor de equipo; que practican un código deontológico compartido y aplaudido por todos; que adoptan y propulsan políticas fruto del diálogo y el consenso de todo su personal. En definitiva, empresas en las que muy a menudo se escucha a sus gentes decir “Estoy orgulloso de formar parte de este proyecto”. Son aquellas que siempre cosechan los mejores resultados, también en lo referente a la productividad y cuenta de resultados.
Me temo por sus actuaciones a fecha de hoy que la empresa pública de Radio y Televisión IB3, dirigida por Maria Umbert, pertenece a este primer grupo de empresas que hacen de la opacidad, la precariedad, la necesidad y la inexistencia deontológica, los principios básicos y necesarios de su existencia.
Palma de Mallorca, 13 de agosto de 2006
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