LA RUEDA DEL PSIB

     En todo vaivén político, a menudo se utiliza la expresión "poner palos en la rueda", como sinónimo o imagen de que esto o aquello no llega a funcionar a gusto o deseo de unos o de otros. Lo que sí es cierto, es que determinados palos en la rueda, la paran, la enmudecen, y yo diría incluso que la anestesian, como dice la canción, "Porque me paro me llaman, me llaman el parado" . Enmudecen para no herir, o quizás, ser escuchado por un sordo. Sienten aquel dolor anestesiado que sigue siendo otro dolor, dolor del alma, dolor de pena. Me temo que hoy en día al PSIB, los mismos del PSIB, le están colocando con demasiada frecuencia algún que otro palo en su lenta y delicada rueda. El palo de camuflados nacionalistas e inconfesables independentistas. El palo del apego a la silla del poder. El palo de no poder ni querer entenderse con el compañero de allí o de aquí. El palo de enmudecer cuando se debe de hablar, como jamás se ha hecho, claro, alto y, a ser posible, mucho. El palo de sentirse anestesiado por el embriagador perfume de una vara de nardos, de los que no cuestan dinero, y que, como siempre, vienen y van por la calle de Alcalá. El palo de la indiferencia, de rechazar siempre la mano, transmitiendo así la irreal imagen de "ir sobrados". El palo de aquellos que por ser de cuna isleña, se creen más y mejores a otros, y lo manifiestan con tanta insistencia que sólo cosechan indiferencia y desdén. El palo de no querer o no poder identificarse con el PSOE que, como se sabe, hace de la apertura, la confianza y la trasparencia una de sus principales señas de identidad. En fin, son muchos palos, quizás demasiados, ¡tantos!, que hacen realidad lo que dice la canción: "Porque me paro me llaman, me llaman el parado, porque me paro".

Palma de Mallorca, 18 de septiembre de 2006

http://perso.wanadoo.es/venytorres/index.htm