La ignorancia e irresponsabilidad de la clase política balear respecto a la realidad audiovisual, ya sea pública o privada, en éstas islas causan perplejidad. Así, nuestros poderes públicos se lanzan una y otra vez a crear televisiones públicas, ya sean de ámbito autonómico, insular o local, sin disponer de dato alguno para su buena viabilidad. Contratan y subvencionan a productoras externas para el sostén presupuestario de televisiones privadas, ya sean éstas también de ámbito autonómico, insular o local. En fin, asignan cuantiosas partidas presupuestarias del erario público para satisfacer presuntos beneficios electorales que, en su ignorancia, dan a éstos medios audiovisuales. Ya se dice que “a un político le gusta más la televisión que al tonto un lápiz”.
Sería cómico y quizás esperpéntico ver la cara que se le pondría a ésta clase política al conocer que los contenidos de carácter partidista, tanto en IB3, como en la futura Televisión de Mallorca SA, Canal 4, M-7, Localia-TVI, ..., no los ve ni los verá ni el “Tato”. Así se desprende de un estudio relizado sobre el impacto en la audiencia por el nacimiento de la Cuatro, la Sexta y el desarrollo de la TDT (Televisión Digital Terrestre). Este mismo estudio clarifica que sólo las televisiones públicas autonómicas con un presupuesto adecuado (cuantificado en alrededor de 300 millones de €/año), población suficiente (en torno a los 3 millones de habitantes) y que desarrollen una acertada política de colaboración mutua (la Elite de la FORTA), están en disposición de alcanzar cuotas de audiencia (share) aceptables.
La individualidad de los isleños y en particular la de sus políticos, hace que existan en Baleares muchas pequeñas televisiones que nadie ve y no favorecen a crear la atmósfera necesaria para el nacimiento de una TV Balear pública, fuerte, independiente, plural e imparcial. Como popularmente se dice “muchas cañas para tan pocos peces”. Palma de Mallorca 26 de abril de 2006
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