EL CARNAVAL DE MARIA UMBERT
Maria Umbert pertenece al peculiar grupo de gestores públicos que siempre dan más importancia al mensajero que al mensaje. Es de aquellos que al leer un análisis, una crítica o argumentadas denuncias a su gestión, en vez de mostrar algo de humildad e intentar aprovechar lo positivo de estos argumentos, para así lograr mejorar su gestión, hacen todo lo contrario: No escuchar, hacer prevalecer su agrio carácter y, ante todo, no olvidarse jamás del Nombre y Apellidos del que ha osado firmar la autoría de tales críticas. Para así, y en toda ocasión que se tercie, poder machacarlo y a ser posible hundirlo en la más absoluta miseria. Personajes tan atípicos como Maria Umbert, que se enorgullece de no escuchar y despreciar al prójimo, siempre han sido, son y serán un mal ejemplo para cualquier colectivo que se aprecie como tal. Así Maria Umbert, por méritos propios, sólo ayuda a aumentar el malestar que siempre originan aquellos que muchos conocemos con la denominación de origen: «Pensamiento único», también conocido popularmente como «De piñón fijo». Ya se lo dije una vez, Sra. Umbert: “En esta vida no daña el que quiere sino el que puede”.
Madrid, 4 de marzo de 2007
Etiquetas: IB3, Maria Umbert, Miguel Veny Torres
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